Alguna vez se ha puesto a pensar, con quienes comparte Dios sus secretos (tesoros)? Con quienes tiene intimidad?. El Salmo 24:3-6 nos da una respuesta irrefutable a estas preguntas: “3¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? 4 El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. 5 El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación. 6 Tal es la generación de los que le buscan, De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.”
Nuestro Dios valora o pesa el estado de nuestro corazón, en tanto que espera que tengamos un corazón no entregado a cosas vanas, pasajeras o impuras. Pareciera una exageración o demasiada exigencia de parte de Dios, ya que estamos viviendo tiempos con tantas presiones y necesidades, en medio de una sociedad carente de valores morales y principios espirituales que nos ayuden a alcanzar la pureza de corazón y un estilo de vida agradable a Dios.
Pero nuestro Dios, El Alfarero, quien nos ha creado y formado, ha puesto a nuestra disposición su PALABRA para transformar el estado de nuestro corazón. A continuación presento algunos versículos extraído del libro de Proverbios, que expresan la relación que debe existir entre nuestro corazón y la palabra de Dios:
La lectura diaria de la Biblia, la memorización de versículos y la meditación de la Palabra de Dios, no son unas simples actividades intelectuales, sino que son los medios que Dios dispone para actuar en nuestras vías por medio de nuestro conocimiento, pensamiento y comportamientos.
Hermano, hermana en Cristo, le pregunto: “Por qué nuestro Dios le da tanta importancia al estado de nuestro corazón? Qué almacena nuestro corazón?. La Biblia presenta la palabra corazón en al menos 900 veces, y en general se refieren a:
Si en el corazón guardamos o almacenamos nuestras emociones, el sentido de nuestro intelecto, la motivación de nuestra voluntad, y lo más íntimo de nuestro ser, entonces resulta claro que el mayor tesoro que debemos guardar es nuestro CORAZÓN.
“El tesoro de mi corazón”, es más que una linda frase de una popular canción cristiana (Funky & Contagious, © Manben Music). En su inmensa sabiduría, Dios dejo escrito la siguiente manera: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” Proverbios 4:23
En mis primeros años de cristiano, Dios me enseño el valor de mi corazón y la necesidad de tenerlo guardado en la Caja Fuerte del Cielo, donde las llaves las tiene Jesucristo. Comento esto, pues cada vez que aparece en escena el que Roba, Mata y Destruye para tomar mi corazón, se encuentra con un anuncio colocado en mi vida que dice así: “Señor Ladrón, las llaves de este corazón las tiene Jesus, El empleado de este establecimiento (osea yo) no guarda nada de valor.” Todo lo que puede tener de valor en mi vida, proviene y esta en las manos de Dios.
Constantemente evaluó mis motivaciones, constantemente me hago la pregunta por qué hago esto o aquello? Trato de vivir siempre con propósitos claros y definidos, buscar imprimir en todo lo que hago la pasión y esfuerzo en los diferentes ámbitos de mi vida, pero siempre busco encontrar un propósito divino y eterno que provenga de Dios. Por suerte, Dios nos enseña en su palabra el siguiente paso que debemos dar cada día.
Por tanto, día a día, le animo a cuidar su nuestro corazón y a transformarlo conforme a al estándar de Dios. De esta forma, seguiremos contando con Discipulos dispuesto a hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial, sobreponiendo los intereses del Reino de Dios a los intereses personales.